domingo, 17 de junio de 2012

ESPERAS

Creo, y me arriesgo a afirmar,  que actualmente hay dos Argentinas: una en defunción, cuyo cadáver usufructúan los cuervos de toda índole que lo rodean, cuervos nacionales e internacionales; y una Argentina como en navidad y crecimiento, que lucha por su destino, y que padecemos orgullosamente los que la amamos como a una hija.
El porvenir de esa criatura depende de nosotros, y muy particularmente de las nuevas generaciones.
Los dirigentes, nuestros representantes deben ser hábiles administradores, generar y construir los lazos que intensifiquen las posibilidades y las potencialidades de cada distrito.
El nuestro es un distrito con un gran territorio en la provincia de Buenos Aires pero con una cantidad no muy significativa de habitantes, con un sector agrícola muy golpeado en los últimos años en los cuales sufrió intensas sequías y la actividad turística con todo el potencial esperando un despegue definitivo.
Pienso y converso con amigos sobre la importancia de construir una diversidad productiva que permita otras opciones y genere nuevos caminos y lo imprescindible que resulta la gestión y el acompañamiento de estos productores que arriesgan como pioneros y señalan nuevos caminos.
Considero de vital importancia la lectura del contexto, la plena conciencia de la necesidad de lograr infraestructura estatal en áreas como la salud, el deporte y el turismo en las cuales tenemos profesionales muy calificados.
De nada nos va a servir como comunidad entrar en una disputa abierta frente al gobierno Provincial y Nacional dado que todos sabemos que los acuerdos con estas administraciones son fundamentales, sobre todo si no abundan las posibilidades propias de concretar costosos proyectos y obras que nos renueven esperanzas.
Las utopías sirven para caminar, son sueños inalcanzables que sin embargo perseguimos con esperanza. Por eso renovar la confianza, renueva las esperanzas para perseguir nuevos sueños (que cuando más grandes mejor) para caminar hacia un distrito en constante crecimiento en donde todos podamos tener una mejor calidad de vida.
No tengo dudas de que podemos lograrlo, solo debemos permitirnos escuchar al otro, respetar sus ideas y considerar que puede ayudarnos.
Refugiarnos en trincheras personales nos llevará simplemente al aislamiento y a una inmovilidad espectante.
Los que tienen el porvenir en sus manos no tengo dudas que tienen como objetivo el bien general.
Todos esperamos con muchas esperanzas y sin dudas acompañaremos lo que sea beneficioso para la comunidad.
Es táctica y estrategia en busca de un objetivo, quienes se disputan el poder lo saben.
Que las disputas no opaquen las esperanzas del pueblo.

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