Me hubiese gustado conocer a Voltaire, que
me cuente si escribiendo desde Adolfo Alsina habría escrito una obra fabulosa
como Cándido o el Optimismo, donde el pensador francés se opone a la Divina
providencia y a la concepción, formulada inicialmente por Leibniz, de que éste
es el mejor de los mundos posibles
Este Francés es el arquetipo del
librepensamiento, de la actitud crítica y sarcástica.
Voltaire se rebela contra el optimismo,
contra la perspectiva positiva, se opone al destino, a la intervención
permanente de la Divina Providencia.
Voltaire sin ninguna duda fue un
revolucionario, un hombre capaz de transmitir sus ideas y modificar el contexto
al cual pertenecía.
Un amigo me contó que el sábado se despertó
gritando ¿Dónde está Voltaire, donde está Voltaire?, y la madre preocupada
(porque todavía vive con sus padres) pensó que se había vuelto loco.
-No te preocupes, son solo reflejos de las
conversaciones que tuve anoche frente a una parrilla con un par de tipos que
discutían sobre la existencia o no del mejor de los mundos posibles, le dijo.
La madre espantada corrió a lo de su vecina.
-Creo que mi pobre hijo se está volviendo
loco.
Ya ven, Voltaire no anda por acá. Así que
tranquilos.
Voltaire reconoce la existencia del mal,
dice percibirlo y que solo mediante el uso correcto de la razón este puede ser
suprimido.
Voltaire es un Iluminista por supuesto.
Voltaire era un inconformista,
no se conforma tibiamente con las verdades naturalizadas, no concuerda con las
optimistas visiones del poder, para él el optimismo es reaccionario.
Y el poder fomenta el optimismo,
necesita de él, así como también se siembra el pesimismo para regresar “al
mejor de los mundos posibles”, que es el mundo del poder.
Leibniz:
Dios ha creado este mundo por lo tanto éste es
el mejor de los posibles, si no hubiera creado otro.
No creó otro, Dios
infinitamente bueno y desea lo mejor para la humanidad por lo tanto
necesariamente tiene que ser el mejor de los posibles.
La queja en “el mejor de
los mundos posibles” se vuelve un absurdo.
Como anteriormente dije, Voltaire es un
hombre del Iluminismo que sembrará el camino de las ideas que harán
posible la Revolución Francesa.
Voltaire le dedica a la crítica de esta concepción del
optimismo la mejor de sus novelas, que se llama Cándido o el optimismo y es de
1759.
Voltaire reniega de un optimismo
que acepta el mundo tal cual es y no se rebela contra la cuestión fundamental y
es que el Mal se ha enseñoreado en la tierra. Voltaire apuesta a la revolución
y apuesta también al poder de la razón como instrumento para hacerla. Como
expresé anteriormente Voltaire era un revolucionario.
¿De qué me sirve renegar de esta clase de optimismo?
Para revelar que existen otros mundos posibles, que este no es el mejor
de los mundos y que la aceptación de este mundo y de quienes lo dominan es la aceptación de un
rol donde la esencia preconcebida para nosotros por ese poder es superior a la
existencia que podemos procurarnos con nuestras propias vidas.
Sigamos buscando a Voltaire.