martes, 11 de septiembre de 2012

UNA OPORTUNIDAD PARA REFLEXIONAR


UNA OPORTUNIDAD PARA REFLEXIONAR

El encuentro de los restos que quien en vida fuera Norma Robert, más allá de las salutaciones a la familia o elogios a su personalidad efectuados en diversos medios locales, invitan a la reflexión sobre algo que nadie plantea. Y es el hecho de porqué desapareció, porque se la llevaron y porqué la mataron. Qué tenía ella que les molestara tanto a los genocidas que gobernaban el país por entonces.
La oportunidad es propicia, al menos para quienes no la conocimos personalmente, para reconstruir su historia, sus actitudes frente a la vida, sus proyectos…
Ella fue uno de los 30.000, cuya vida fue arrebatada por pensar distinto y por atreverse a manifestarlo.
Creo que ese, el porqué los mataron, es el mejor legado que los desaparecidos nos dejan y la mejor forma de homenajearlos es continuar con su lucha.
Algún distraído dirá que este razonamiento está falto de actualidad. Pero hablar de estos temas no es sólo hablar del pasado. La última dictadura militar pegó muy fuerte y nos dejó secuelas importantes que son más que actuales, sobre todo en los pueblos del interior como es el caso de Carhué, así:
La dictadura todavía perdura en cada imbécil que pide mano dura soslayando derechos humanos para acabar con la inseguridad;
La dictadura todavía perdura en cada dólar de la deuda externa que debemos;
La dictadura todavía perdura en el “no te metas en política”, o “con los militares estábamos mejor”;
La dictadura todavía perdura en los periodistas y en los medios de comunicación apologistas del golpe, incapaces de ensayar ni tan sólo un atisbo de arrepentimiento en 36 años;
La dictadura todavía perdura en las cúpulas eclesiásticas que bendijeron las armas y las torturas;
La dictadura todavía perdura en los votos a los candidatos empresarios que vieron crecer sus empresas en esa época;
La dictadura todavía perdura en la explotación agropecuaria concentrada en unas pocas manos, en el trabajo esclavo y en la actitud reaccionaria de algunos productores de negarse a redistribuir sus exorbitantes ganancias;
Por ello, es necesario reivindicar la lucha de quienes pagaron con su vida atreverse a pensar un país diferente.
Me resisto a pensar que la desaparición, aunque sea de una pequeña parte, de la juventud de los 70 haya sido por error o por excesos. Fue por algo (andaban en algo). El desafío es entonces, para los jóvenes actuales, descubrir ese algo, comprenderlo, adaptarlo a los tiempos que corren e intentar concretarlo. Afortunadamente hoy es menos peligroso, pero igual de provocador.
Porque necesitamos una juventud que crea en utopías y se involucre en lo que pasa en su país, su provincia, su pueblo y su barrio; concibiendo a la política como un instrumento para modificar la realidad. Para tener voz propia y arrebatársela a los que siempre han hablado por ellos, los “dueños del pueblo”, o a los hijos o nietos de éstos, portadores de la misma ideología que se llevo a Norma.

Adrián Perez Diel
Política Adolfo Alsina