Te prometo la luna y te doy un queso
Uno escribe en circunstancia, nadie es capaz de pegar un
salto a su propio tiempo ni es capaz de poder saltar sobre su propia sombra.
Uno escribe desde acá, desde Adolfo Alsina, en mi caso desde
Carhué, con las esperanzas que lo atraviesan y los tiempos que lo devoran.
Uno mira alrededor y entiende que la cultura no es más que
un combate de interpretaciones.
Quién triunfa tiene el poder, la verdad y su
gran estrategia es hacernos creer que esta es la naturalidad de las cosas.
El poder debe siempre lograr que su verdad sea la verdad de
todos, de esa manera nos colonizan y vivimos un “estado de interpretado” donde
repetimos el discurso del poder.
De esa manera puede uno comprender como los más beneficiados
por un sistema social que se piensa para protegerlos pero que atenta contra
fuertes intereses sean quienes quieren desmontarlo para volver a establecer las
“verdades naturales aprendidas” en la infalible pedagogía de los opresores.
De esa manera los oprimidos se abrazan a las verdades de sus
opresores, para sentirse seguros, la libertad les produce vértigo, miedo y poco
a poco los inmoviliza.
Cuando todos creen la verdad del poder, el poder ha
triunfado, solo tiene que retener y neutralizar las interpretaciones alternativas.
De aquí se deduce que quienes han sido desplazados por el
liberalismo salvaje se sientan atraídos por figuras que lo reivindican, por
actores políticos que barrerían de un solo movimiento los logros de largas
luchas sociales de los cuales increíblemente parecen no sentirse parte.
El poder nos estudia para dominarnos, el poder sabe y no nos
dejará esa herramienta fácilmente a nuestra disposición. Pero nosotros podemos,
y esta certeza es fundamental.
El poder está en todas partes y tiene sus engranajes frente
a un mundo que esboza una tibia resistencia que resulta más atractiva en cuanto
se toma conciencia de la importancia para la propia vida y la de nuestros seres
queridos.
Por eso es importante poder mirarse, pensarse, y establecer
quien estará de nuestro lado, quien nos acompañará y quien te va a prometer la
luna y te va a dar un queso.
Si somos tenaces y capaces de creer que la realidad puede
ser construida e interpretada y que podemos ser artífices de la misma estaremos
dando un paso necesario hacia un futuro para todos.
Uno debe poder elegir la luna.
Alvarez Nelson